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Trastornos de la deglución, dolor retroesternal, especialmente al comer, pirosis frecuente, regurgitaciones, sensación de plenitud.
Con frecuencia, debilidad congénita de la pared esofágica, síntoma secundario a estenosis esofágica espasmódica o cicatrizal (por ejemplo, por la acción de cáusticos) o por cáncer.
También sucede por degeneración de las células ganglionares en la pared del órgano.El esófago torácico también pierde la actividad peristáltica normal y se vuelve dilatada produciendo un engrandamiento del esófago.
